viernes, 4 de septiembre de 2009

Día 113 - El reencuentro

Martín quedó en venir a mi casa a las ocho y media, para ir al cumple juntos, que era a las nueve. Estuve todo el día, en la facultad y en el trabajo, con dolor de panza. Me dolía de nervios, por no saber qué iba a pasar. ¿Cómo me iba a saludar? ¿Qué me iba a pasar a mí cuando lo viera? ¿Seguiría estando ahí eso que hubo alguna vez?

Ya en mi departamento, los nervios iban in crescendo a medida que se acercaba la hora. A eso de las ocho, ya estaba dando vueltas por toda la casa, inquieta. Quería que llegara de una vez para aplacar mi angustia.

A las ocho y media en punto, tocó timbre. Abrí la puerta y hubo un momento de incomodidad total, en el que ninguno sabía como actuar. Al final fue él el que se acercó, dándome un beso en el cachete, lo cual fue rarísimo porque hace años que nos saludábamos no con un piquito, sino con un beso-beso. Los besos entre Martín y yo siempre fueron siempre perfectos, como si hubiéramos sido creados para complementarnos y y entre los dos lograr un resultado espectacular. Por eso es que siempre, en el instante que nos veíamos, nuestras bocas se atraían de una manera asombrosa y así nos quedábamos por un largo rato, sin poder despegarnos.

Por desgracia, esta vez sus labios ya no me fueron propios, sino ajenos, y me quise morir de pensar que podían llegar a ser de otra. Sufrí por tener su boca tan cerca, y a la vez, tan lejos.

Entró, y se sentó en una de las sillas del comedor.
- ¿A qué hora es el cumple? - preguntó, en un intento de entablar conversación, aunque ya se lo había dicho por teléfono.

- A las nueve. Con salir menos veinte estamos bien - contesté.

- Bárbaro. ¿Ya estás lista o te falta algo?

- Tengo que peinarme y elegir zapatos.

- Vos nunca te peinás - dijo, y se rió.

- Ya sé, pero últimamente no sé que le pasa a mi pelo. Está inflado, qué sé yo.

- Jaja, está igual que siempre, mi am... - y se interrumpió. - Agus, digo.

- ...

- Perdón, es la costumbre.

- Sí, ya sé. Es rarísimo esto - dije, y me senté cerca suyo.

- Pero fue lo mejor, ¿no?

- Supongo...aunque a veces pienso en todo y, qué sé yo, me queda la duda de si hicimos bien.

- A mí también, pero bueno, lo dejé en tus manos - dijo. Y me sonó mal la frase.

- No sé si fue así exactamente.

- La decisión final la tomaste vos.

- Bueno, sí, qué sé yo - acoté. Y no quise seguir hablando del tema, por lo que le dije de ir yendo.


En el auto, mientras manejaba, sentí que me clavaba la mirada. Y tuve ganas de parar el auto en cualquier lado, y comerlo a besos. Sentí su perfume, y pensé seriamente en sucumbir. Pero, decidí que lo mejor era dejar las cosas como estaban y seguir adelante con mi vida. Este pensamiento, desgraciadamente, me duró sólo cinco minutos.

Cuando paré en un semáforo, sentí que me seguía mirando y giré la cabeza hacia él. Un segundo después, nuestros labios se habían juntado, como tantas otras veces.

19 comentarios:

  1. ayy no se si esto es para bien o para mal, pero necesitas apoyo y quien mejor que martin para dartelo?
    Tu abu como sigue? espero que mejor :)
    Me sorprendio lo del vecino, parecia mas comprensivo...
    Besos y abrazos :)

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  2. Agustina Agustina Agustina...
    desde hace un tiempito te leo desde el anonimato, pero dsde hoy tengo nombre.
    Leí el archivo de tu blog entero en solo dos noches y me atrapó muchisimo la historia.
    Espero verte por Libreta.
    Bruno Aguilar para servirte :)

    y eso de querer matar a besos a un ex te lo entiendo, me paso hace una semana y sigo sin saber si fue bueno o malo :S
    Nos leemos!

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  3. Inti: Yo tmp sé si fue para bien o para mal :(
    Mi abuelito un poco mejor por suerte.
    Y sí, a mí también. Todavía está a tiempo, pero qué sé yo.

    Maite: Jajaja, uno no sabe que pensar, si es bueno o malo!

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  4. Dudás de tu decisión. ¿Y qué querés que te diga?
    Si yo estuviera en tu situación, ya hubiera dudado.

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  5. agus hay un dicho que dice siempre se vuelve al primer amor y dale nomas carlos

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  6. Yo los banco, qué querés que te diga! Siempre lo hice y es probable que siempre lo haga

    Igual, te odié en lo más profundo de mi ser cuando describiste ese beso beso perfecto que se da aunque no se quiera dar, que se da por arte de magia, perfecto y complementado.fuck.

    Espero que tu abuelito esté mucho mejor, Agus.

    Te mando un beso enorme!

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  7. agus que tu abuelo se siga mejorando besos carlos

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  8. Esta bien! era obvio que iba a pasar! despues de todo es tu marido!! dale para adelante!

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  9. Es una historia de nunca acabar, yo te habia dicho que dejaras que el tiempo hablara......y lo esta haciendo.
    Capaz Martin es el amor de tu vida, capaz no pero no te precipites, espera a ver como reacciona el despues de todo esto y a ver como reaccionas vos.
    Pase lo que pase, no te arrepientas de tus acciones, porque si las hiciste, era porque pensaste que era lo mejor.

    Besos, Rodrigo

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  10. Como todos tus lectores, me alegro de que tu abuelo este mejor.

    Besos, Rodrigo.

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  11. awwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww

    (no puedo evitarlo, adoro las historias de amor)

    Suerte Agus.
    Espero que tu abuelo siga mejorando!!!

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  12. semáforo en rojo ! miradas!! labios!!! fuego!!! remolino de emociones!!! y que le vamos hacer mi Agus

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  13. Agustina, tu blog siempre lo leo con un vaso de coca-cola helada!! No dejás de entretenerme cada una de las veces que vengo por acá, por Dios. Si el blogger fuera comercial, yo sería tu cliente. Y hablando de comercial, eso de "los besos entre Martín y yo siempre fueron siempre perfectos, como si hubiéramos sido creados para complementarnos y y entre los dos lograr un resultado espectacular" me sonó a la propaganda de cuando dos marcas se juntan JAJAJAJA.

    Bueno, ahora a lo que importa: Al fin y al cabo, vos lo forzaste a Martín a definir algo que nunca tuvo definición entre ustedes (de ahí que él sea tu "algo") y digo yo, capaz que el error fue tratar de llevar a un extremo algo que sólo puede ser perfecto siendo un gris, y lo digo desde una experiencia que es, sólo en algunos aspectos, parecida (y vos sabés cuál). Por otra parte, eso lo hiciste para apostar al vecinito que, al final se borró del panorama. No more pizza. Entonces, digo yo, no estaría mal explicarle a Martín un poco más de lo que te llevó a presionarlo y bueno, tratar de remontar vuelo. Sobre todo porque entre ustedes dos jamás van a existir las decisiones categóricas. Son "algo" y siempre lo serán.

    TEngo que ir a buscar más coca.
    Besooo

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