jueves, 1 de abril de 2010

Epílogo

Acá, en este preciso momento, termina la historia que yo quería contar.

El día que me mudé al departamento nuevo, abrí el blog y durante ocho meses les conté diariamente sobre mi vida. Y ustedes, mis lectores, conocieron muchas facetas de mí y me vieron evolucionar desde ese día hasta hoy. Se habrán reído conmigo cada vez que pasé por un papelón, habrán compartido mis momentos de incertidumbre y se habrán emocionado con algunos hechos particulares. Y yo, en estos meses, me sentí acompañada por todos ustedes en cada cosa que hice.

Hubo muchos momentos en los que me pareció que había cosas que sólo les podía contar a ustedes, de quienes me sentí más cerca que mucha gente de mi "mundo real". Diariamente leí sus comentarios, sus consejos y muchas veces fueron ustedes los que me hicieron animarme a hacer distintas cosas. Supieron consolarme en momentos tristes y brindarme ayuda en distintas situaciones. Por todo esto, les agradezco infinitamente.

De cualquier manera, siento que el blog tiene que terminar acá, con una especie de final feliz. Con Martín y yo juntos, con un bebé en camino y con una vida nueva y llena de hojas en blanco para llenar. Mi vida, a partir de ahora, ya no es la de una soltera que se mudó de la casa de papá y mamá y tiene que aprender a hacer todo sola. Lo que me espera a partir de este momento son retos mucho mayores y totalmente distintos, por eso siento que la vida nueva en la que pensé cuando abrí el blog, cambió de rumbo.

Tal vez me haga falta escribir cada tanto, y decida actualizarlos periódicamente sobre mi vida. Pero por ahora me voy a dedicar a cuidar de mi nueva familia, en mi nuevo departamento. El de noventa metros cuadrados.

Los quiero,
Agus.