viernes, 15 de mayo de 2009

Día 5 - Preocupante

Cuando empecé a usar el coche, enseguida me di cuenta de que la gente piensa que cuando comprás un auto también adquirís una obligación, la de llevar a su casa a quien te lo pida. Cada vez que iba a un lugar -ya fuera la facultad, el trabajo, un cumpleaños o una salida cualquiera- siempre alguien se me acercaba y me decía "Ay, no te quiero joder, pero no te animás a arrimarme hasta casa?".

Lo que nunca me imaginé, es que la historia se iba a repetir cuando comprara un apartamento.

Me mudé para acá el domingo, hoy es viernes y mi amiga Valentina ya vino tres veces sin avisar. El primer día fue el lunes, con la excusa de que no soportaba más a sus padres y "quería estar un rato tranquila". Después tocó el timbre de abajo el martes a ver si podía subir porque "justo había estado haciendo unos trámites acá cerca". Y ayer de noche directamente tocó la puerta, con una coca light en la mano y pronunció "mirá que buena que soy, vi que no tenías coca y te fui a comprar".

Antes de que tocara el timbre, yo estaba tirada en mi colchón, leyendo blogs en bombacha. Ya me puso de mal humor tener que vestirme para abrirle, pero sin duda lo peor vino después. Se tiró en mi sillón nuevo, se descalzó, apoyó los pies sobre la mesita (nueva también) y prendió la tele. Veinte minutos después se paró, abrió la heladera, la cerró y volvió a tirarse en el sillón.
- Agus...tengo hambre y no tenés nada para comer.
- Hay fideos.
- ¿Fideos? ¿No comimos ya el otro día?
- Sí, ¿y? No es novedad que no sé cocinar -dije, un poco molesta.
- Ay, y si pedimos algo?
- No sé, ando medio corta con la plata, recién me pagan la semana que viene y...
- Dale - me interrumpió. - Sólo por hoy.
- Bueno. Qué querés, pizza?
- No, pizza comí ayer.
- Bueno, decime.
-Ay, no sé, dame alguna otra opción -dijo, mientras se servía coca sólo para ella.
- Pero sos vos la que quiere pedir!
- Bueno, bueno. Tengo ganas de milanesa con papas fritas. ¿Llamás vos?
- No, llamá vos! Yo estoy leyendo unas cosas.
- Ay, que mal humor, Agustinita. Yo llamo si es tanto problema.
- Sí, llamá vos - contesté.
- Ah, una cosita más. Me gasté toda la plata que tenía comprando la coca, así que hoy pagás vos.

Y yo me pregunto... ¿cómo hago para que entienda que me mudé sola para estar, precisamente, sola?

7 comentarios:

  1. a esta Valentina hay que cagarla a palos, perdón la grosería

    ResponderEliminar
  2. Te perdono, jaja. Me la quiero sacar de encima ya, por dios.

    ResponderEliminar
  3. Matala ya... no le abras mas la puerta

    ResponderEliminar
  4. Típica.

    Cuando me fui de mi casa, me fui a vivir con mi novio y, cuando nos separamos, mi casa se convirtió en el centro de operaciones y encuentro de todos mis amigos.

    Al principio me encantaba. Después, tuve que empezar a poner reglas, porque me caían a la hora que querían hasta los borrachos que vivían en provincia y no tenían ganas de pagar un taxi.

    Besos,

    Sol.

    ResponderEliminar
  5. jajajaja,,, que barsa esa valentinita...igual me causó gracia... (claro, si me la hace a mi, me tendria emputecido...)

    sigo encontrando genial tu blog...ya te sigo)

    ResponderEliminar
  6. A Valentina hay que depilarla completa y cogérla por el culo. Saludos.

    ResponderEliminar