martes, 3 de noviembre de 2009

Día 168 - Flashback: Los preparativos

- ¿Y del salón qué pensaste? - preguntó mi madre mientras yo miraba por la ventana.
- No tengo ni idea. No conozco salones.
- ¡Pero vos no tenés idea de nada! ¿Qué te pasa? ¿No te importa el casamiento?

La verdad era que no, no me importaba el casamiento. Para mí era un medio para llegar a un fin. Pero por supuesto que esto no se podía notar.

- Ay, mamá, no digas pavadas. ¿Cómo no me va a importar? Del vestido ya me estoy ocupando, pero del salón no tengo ni idea. El único salón que conozco es en el que hicimos mi bat mitzvah y la de Fabián, pero es demasiado grande.
- Invitamos ciento cincuenta personas para esas fiestas, tampoco es tan grande el lugar.
- Bueno, pero ahora van a haber, como mucho, cincuenta. Así que hay que buscar otro.
- Igual puedo averiguar si está libre, aunque no creo. ¿Por qué se les ocurrió casarse tan rápido? Yo no entiendo.
- Porque sí, mamá. No queremos hacer una fiesta enorme y tirar plata a la basura. Queremos hacer algo chico, tranquilo, y después irnos a nuestro departamento soñado. Para lo que queremos no es necesario esperar. Algún salón vamos a conseguir.
- Bueno, pero igual, armar una fiesta en un mes es una locura.
- A ver si te queda claro algo, mamá. Nadie te pidió ayuda ni opinión. Si querés buscar salón vos porque sabés del tema, genial, pero no opines sobre la fecha ni nada porque eso ya elegimos. Si te parece que un mes es muy poco tiempo para encontrar un lugar lindo, dejámelo a mí.
- No, no, yo busco. Andá a saber que se te ocurre a vos sino...
- ¿Qué dijiste?
- Nada. Que yo me ocupo.
- Genial.

La verdad es que yo no tenía idea de por donde empezar, pero no me molestaba mucho tampoco. Cada vez que mi madre se acercaba con propuestas, mi mente abandonaba ese lugar. En vez de su cara, pasaba a ver ese departamento que me había encantado.
- Es muy chico - dijo mi abuelo cuando me lo llevó a mostrar. - Igual para ustedes dos no está mal. Si algún día deciden tener hijos les regalo uno más grande.
- Gracias, abuelo, pero no va a ser necesario. Me gusta este.
- ¿No te parece muy chico?
- No, abuelito. Es perfecto.
Y para mí lo era. Era la perfección absoluta, la felicidad total. Ya me podía imaginar mi vida en esos cuarenta y ocho metros cuadrados. Sería un departamento mío, sólo mío. Viviría tranquila y en paz y no tendría que darle explicaciones a nadie.
Sin embargo, sabía que tampoco iba a ser tán fácil. El estilo de vida que había tenido hasta ese momento llegaría a su fin. El turno semanal con la masajista quedaría en la historia, al igual que hacerme las manos y los pies. Ya no podría comprarme ropa y zapatos seguido, ni llamar a mis amigas a Israel día por medio. Tendría que preocuparme por cosas en las que nunca en mi vida me había tenido que fijar. Tendría que aprender a organizarme para pagar cada una de las cuentas antes del vencimiento. La comida ya no estaría todos los días esperándome en la mesa, sino que la tendría que preparar yo. Con la ropa pasaría algo parecido, y con el orden del hogar también.

Sabía que iba a ser difícil vivir sola, pero no me importaba. Sabía, también, que para lograrlo iba a tener que pasarme un mes a dieta, buscando salones, eligiendo la comida, probándome vestidos, eligiendo colores de servilletas y centros de mesa, probándome zapatos, viendo a maquilladores y peluqueros, y visitando joyerías. Sabía que iba a tener que hacer todas estas cosas, pero tenía clarísimo que nada era tan grave como seguir viviendo en mi casa. Y eso era, para mí, lo único que importaba.

15 comentarios:

  1. Senti lo mismo cuando entre a mi depto nuevo sola, con mis valijas, mis cacharros y tenia todo ese lugar para mi, para hacerlo y deshacerlo a mi gusto. Genial :)

    ResponderEliminar
  2. Las ganas de vivir sola todo lo puedieron.
    Jaja

    Un beso capa

    ResponderEliminar
  3. Qué bien se siente cumplir un sueño, no?

    ResponderEliminar
  4. si algun dia sacas el libro, este post tiene que ser el resumen que esta en la contratapa :p

    a tu vieja me la banco cada dia menos :@

    besos.

    ResponderEliminar
  5. Te leo y me dan más ganas aún de irme de mi casa (aunque también soy consciente de que ciertas cosas no van a estar más y va a ser complicado adaptarse).

    ResponderEliminar
  6. Coincido con Bruno!

    Tu vieja y tu abuela parecen salidas de una peli...
    Me encanta esta historia... Estoy como cuando me engancho con un buen libro!

    Beso!

    ResponderEliminar
  7. Lo peor de tu madre es que EXISTE. Si fuera un personaje, me mataría de risa. Pero como es de verdad, me da... bronnnnnnnnnnnnnnnnnca!

    ResponderEliminar
  8. El fin justifica los medios, dicen. Yo todavia no tomé partido por si o por no.

    ResponderEliminar
  9. Muchas veces las cosas difíciles son las más lindas. Son el fruto del esfuerzo y valen doble !

    ResponderEliminar
  10. hola,lei un par de post,pero tendre que leer el blog completo hasta el dia de la fecha porque no entiendo mucho porque te casas y para que,si es por conveniencia o porque queres realmente hacerlo...
    que nadie me cuente!! ya mismo me pongo a leer!! jajajajaja...



    besos!

    ResponderEliminar
  11. Y si, pensá que todo eso que nombraste (elegir vestido, peluquero, etc.) era el medio para alcanzar tu fin tan soñado!

    ResponderEliminar
  12. ves? a mi me pasa todo lo contrario. tengo todas las contras de vivir sola, pero vivo con mi madre!
    la re puta madre!!
    perdón, necesitaba un descargo
    beso, linda!

    ResponderEliminar
  13. por un departamento de arriba hago lo que sea, LO QUE SEA.

    ResponderEliminar
  14. Que lindo vivir solaaaa, como me gustaría por diosssss!!
    YO pienso que lo que hiciste, vale completamente la pena, no podías vivir más con esa gente.

    ResponderEliminar