martes, 6 de octubre de 2009

Día 142 - Todo pasa

Nunca me caractericé por ser una persona que se queda sentada, mirando a su alrededor, sin saber que hacer cuando tiene un problema. Siempre fui de actuar, de resolver.

A los quince años, yo tenía la autoestima por el piso. Me consideraba gorda, fea y tenía muchísimos complejos. Cuando me miraba al espejo veía a una chica fea, insegura y sentía que nunca le iba a atraer a nadie. Sin embargo, una vez que obligada por mi madre fui a la nutricionista y ésta me dijo -para la sorpresa de mi progenitora - que yo estaba en el peso ideal para mi altura, me empecé a dar cuenta de que algo andaba mal en mi percepción. Que si en general mi entorno no me veía fea, tal vez la que tenía una percepción errada sobre mí misma era yo. Y no entendía por qué me pasaba esto, pero lo quería averiguar. Y así fue como empecé a ver a Teresa.

A los diecisiete, después de ser molestada con mi nariz en el colegio por años, decidí que era hora de hacer algo con respecto a eso. No sólo por como me veían los demás, sino porque yo a esa altura ya había empezado a sentirme mal. Cada vez que hablaba con alguien pensaba en que el otro seguramente se estuviera riendo de mí, tratando de inventar chistes al respecto o simplemente pensando en lo mal que me quedaba. Un mes antes de cumplir dieciocho, decidí que quería terminar con eso de una vez por todas. El lunes siguiente tuve una reunión con un cirujano plástico, y tres días después pasé por el quirófano.

A los veintiún años, puedo decir que el progreso que hice fue enorme. Pasé de sentirme un patito feo a verme linda algunos días, cosa que nunca pensé que iba a ser capaz de alcanzar. Con mi cuerpo sigo teniendo algunos complejos, pero ya no es como antes. Ahora puedo sacarme la ropa enfrente de alguien sin estar pensando en que se va a percatar de mi más mínimo defecto.

Durante toda mi adolescencia, además de sentirme mal conmigo, tuve que lidiar con una madre que no sólo no ayudaba, sino que hacía que cada vez me sintiera peor. En esa época, lo único que hacía cuando ella me decía cosas, era encerrarme en mi cuarto a llorar. A medida que pasaba el tiempo, la empecé a cuestionar. Cuando ponía reglas que no tenían sentido, yo le preguntaba qué era lo que pretendía lograr haciéndome volver de un cumpleaños a las dos de la mañana en vez de a las tres. Y ella sólo atinaba a decir "mi casa, mis reglas". Yo me iba a mi cuarto dando un portazo, consciente de que mi madre estaba equivocada pero sintiendo que hablaba con una pared. Ella nunca venía, y nunca pedía disculpas después, aunque supiera que yo tenía razón.

Durante mucho tiempo traté de hablar con ella. De explicarle, que si María no tenía mi cuarto hecho un sábado a las nueve de la mañana nadie se iba a morir. Que el mundo no se iba a acabar porque un día Fabián y yo durmiéramos hasta tarde, pero ella no escuchaba y decía disparates del grado de "yo hace veinticinco años que llevo una casa, a mí no me vas a venir a decir lo que hacer". Y entonces me dí cuenta de que no había nada que yo pudiera hacer, y de que mientras viviera con ella siempre me iba a decir que eran "sus reglas". Y ahí supe que si en algún momento quería seguir manteniendo mi cordura, la que se iba a tener que ir era yo.

Fue por ese entonces que tuve una charla con mi abuelo, a partir de la cual elaboré el plan por el cual me fui de mi casa. Y acá me ven, en mis cuarenta y ocho metros cuadrados, en paz. Estoy pasando por un mal momento, sí, pero estoy en paz conmigo misma desde todo punto de vista. Ya no me exijo ser la mejor en todo porque sino nadie me va a querer (como me decía mi madre), ni pienso que no soy lo suficientemente flaca, ni linda.

Y en esta misma línea, decidí devolverle el llamado a Martín porque sé que tengo que enfentar el tema y no gano nada con postergarlo. Y llamarlo, en este caso, es todo lo que puedo hacer. No puedo controlar lo que va a pasar, pero sí hacer mi parte.
Quedó que viene para acá el sábado a la noche. Y ya hoy, veo las cosas un poco diferente que como las veía ayer, y pienso que sí, que puede ser que si me dice ya no me quiere me termine de romper. Pero también sé, que voy a salir adelante, como lo hice tantas otras veces.

Como dicen, para bien o para mal, todo pasa.

21 comentarios:

  1. Me sentí identificada... No por lo de tu vieja, pero sino por como te sentías a los 15, por que yo también me sentí (y a veces siento) Así, te entiendo perfectamente agus!

    ResponderEliminar
  2. Agus: creo que todo se resume en una de tus frases "No puedo controlar lo que va a pasar, pero sí hacer mi parte".

    Exito el sábado!

    Besos

    ResponderEliminar
  3. arriba el ánimo :)
    estoy segura que sos una persona hermosa por dentro y por fuera. y esto último es lo más importante.
    además, creo que todos pasamos por eso de sentirse un bichito feo durante la adolescencia y es lo más normal. mal lo de tu madre que no te dió apoyo moral o al menos escucharte. pero bueno, uno no elige a la familia, lamentablemente.
    un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. EDIT:
    la cagué mal.
    lo que quise decir era:
    estoy segura que sos una persona hermosa por dentro y por fuera. y esto PRIMERO es lo más importante.

    ahi está. perdón :(. no fue a propósito. lo que pasa es que escribí así todo rápido.

    ResponderEliminar
  5. Celebro tu manera de enfrentarte a las situaciones que se te presentan. Éxitos!

    ResponderEliminar
  6. Me parece bien que hicieras eso. Haber llamado a Martín creo que fue una buena elección y te va a ayudar a empezar una nueva etapa en tu vida. Sea con o sin él. Pero nueva y para estar mejor. Porque te lo mereces.
    Más allá de las cosas que te pasaron.. con tu familia, y de sentirte incómoda con tu cuerpo..

    Muchísimos éxitos para el sábado!
    Acá estamos para leerte!

    ResponderEliminar
  7. Capicua: Creo que es parte de la adolescencia. En mi casi fue un poco más que eso, pero creo que un poco le pasa a todos.

    Lady: Tal cual. Esa frase es un buen resumen del post.

    Jes: Igual se entendió la idea, no te preocupes. Y muchas gracias! :D

    Madie: Gracias! Creo que hasta ahora lo hice bastante bien.

    ResponderEliminar
  8. Emi: Tal cual. Era necesario hablar, más allá de como termine la charla.
    El domingo les cuento todo.

    ResponderEliminar
  9. umm. suena al post del adios.

    ResponderEliminar
  10. es cierto, todo pasa. me encantó el post de hoy, me senti bastante identificada porque tampoco estoy en mi mejor momento y a veces es dificil, pero sabemos que todo pasa.
    es la primera vez que firmo, aunque me lei todo el blog en un dos dias. segui asi
    saludos!

    exitos con martin!

    ResponderEliminar
  11. pero pooor favooor! qué identificada que me sentí!!! tu mamá y mi viejo son iguales.

    Mi papá sieempreee me dice:

    "encima de ser fea, te falta actitud" ( ¬¬ )

    un verdadero forro. Justo ahora estoy medio peleada con él, no lo soporto. Y lo peor es que tengo el mismo fucking caracter de mierda, y estoy invadida por la contradicción de que, aunque me caiga muy mal, lo admiro muchisimo en otros aspectos.

    En cuanto a los complejos... yo soy demasiado flaca.... y nunca me gusté. Odio mis piernas separadas y mis claviculas huesudas. En fin... uno termina aprendiendo a quererse un poco, o por lo menos lo intenta.
    Yo también "Ahora puedo sacarme la ropa enfrente de alguien sin estar pensando en que se va a percatar de mi más mínimo defecto"
    BRAVO POR NOSOTRAS, JAJA



    (resucité mi blog)

    ResponderEliminar
  12. Me alegra que estes mejor, que hayas podido ver el lado positivo y que estes dispuesta a superar los problemas.
    La etapa que paso fue dificil y enfrentarlos tambien va a serlo pero acordate que siempre hay una luz blanca al final del tunel y por mas chica que sea, a medida que te enfrentes a los problemas, mas grande se va a hacer.
    Animoo y segui asi.



    Besos, Rodrigo.

    ResponderEliminar
  13. Te voy a decir una frivolidad: sos monísima, posta!

    ResponderEliminar
  14. Sufriste, o viviste, como una transformacion no? Talk vez fisicamente siempre fuiste igual, pero pasaste de sentirte un bicho a sentirte una princesa, y eso es genial, porque si te valorás vos, si haces tu parte, como bien dijiste, lo que pasa alrededor duele menos.
    Besos :)

    ResponderEliminar
  15. Pase lo que pase el domingo arranca una nueva etapa, y cueste mas o menos hay que disfrutarla. Adelante! (banco frances?!?)

    ResponderEliminar
  16. Agus: sea cómo sea, con tus problemas y malos momentos, seguro que estás mejor en tus "48 m cuadrados" que en tu casa. Y lo mismo que te digo siempre: tu madre es de terror!

    ResponderEliminar
  17. Esa es la atitú!
    que no decaiga,.. y espero noticias,

    ResponderEliminar
  18. Esa es la actitud.
    Hay pocas cosas definitivas en la vida. Una de ellas fue mudarte y hoy haber encontrado la paz. Pero la charla con Martín es un paso más hacia donde estás yendo.
    Quizás sea un paso definitivo o no, pero es un paso y hay que darlo para continuar en camino.
    Como decís en tu primer párrafo (y es algo que admiro) hay que darle para adelante, nunca quedarse sentado esperando.
    Suerte el sábado, aunque ojalá hubieses arreglado antes, porque ahora nos va a matar la ansiedad a todos.

    Saludos!

    Andrea

    ResponderEliminar
  19. Buenísimo. Más allá de lo que venga después de la charla, es algo que ya no se podía postergar más. Espero que el sábado no haya interrupciones, arreglá todo como para que estén los dos solos y tranquilos!.
    Y el Domingo estaremos leyéndote, si todo salió bien genial, y sino... apoyándote virtualmente!.

    ResponderEliminar
  20. Tu parrafo final expresa exactamente la manera como me siento HOY.

    ResponderEliminar
  21. Me parece la decision mas sabia que tomaste, es hora de que cada cosa este en su lugar Agus, te lo mereces.

    ResponderEliminar