jueves, 1 de octubre de 2009

Día 138 - Flashback: El detonante de la guerra

Después de la cena de presentación de Martín a toda la familia en la cual me levanté y me fui con los padres y hermanas de mi marido, empezó en casa vieja un período bastante particular.

Cuando se habla del período antes de la Primera Guerra Mundial, se habla de "paz armada". Este término se usa porque si bien en teoría había paz porque no había enfrentamientos directos, los bloques estaban a la espera del momento de atacar, por lo cual siempre estaban armados.

En mi casa, a pequeña escala, pasaba algo parecido. Los bloques eramos yo, y mi madre, cada uno con sus respectivos aliados. El mío era Fabián y el de ella, mi padre. En el medio, y cumpliendo un rol neutral, se encontraba María. Durante el tiempo que duró la guerra, que fue desde el día de la cena hasta el de mi casamiento con Martín, no hubo ningún altercado. Todo se desarrollaba en silencio. Una guerra silenciosa.

Mi madre y yo no nos hablábamos, salvo por algún detalle en particular del casamiento que realmente requiriera de que nos dirigiéramos la palabra. Sino, nos cruzábamos en los pasillos sin mirarnos, como si fueramos dos inquilinas que no se conocen pero que alquilan cuarto en la misma pensión.

Durante los primeros días no hubo ningún contacto entre nosotras. Yo trataba de estar el menor tiempo posible en mi casa, por lo que me iba a estudiar a Mc.Donald's y volvía justo para la hora de la cena. Después de comer, me encerraba en mi cuarto y ella en el suyo. Hasta ahí, la idea que tenía yo era de seguir así y contar los días para irme a mi departamento como los presos cuentan los días para salir de la cárcel. Sin embargo, mi madre cruzó el límite. Jugó sucio y trató de llevar a María para su bando.

Un día, cuando salí de bañarme, me acerqué despacio hasta la cocina para preguntarle algo a María. Creo que era para saber que había para comer, ni me acuerdo. En fin, el tema fue que a medida que me acercaba a la cocina, escuchaba la voz de mi madre que le hablaba a ella.
- María, escuchame una cosa. ¿Viste que para el casamiento de Agustina falta sólo un mes?
- Sí, señora.
- Bueno. ¿Y viste que ella está gordita?
- No, señora, no le quiero llevar la contra pero está igual que siempre.
- Te digo que está gorda, María. Y tiene que hacer dieta para que el vestido le quede bien.
- Ah.
- Sí. Ella no te dijo nada, ¿no?
- No.
- Bueno, entonces yo te lo digo. Va a haber que empezar a cambiar algunos hábitos por acá. Pero esto lo dejamos entre nosotras, sí?
- Ay, señora Jaqueline, no me meta en el medio.
- Nadie te metió en el medio. Vos sólo tenés que hacer lo que yo te diga. Simplemente vamos a prestarle más atención a lo que come, como para llevar una cuenta y ver que cosas se pueden cambiar para que adelgace.
- Pero señora, yo no quiero tener líos con ella.
- Nadie va a tener líos con nadie. Vos sólo tenés que controlar lo que come. Mañana de noche mi esposo y yo vamos a salir a comer con unos amigos, así que no voy a estar acá para controlarlo yo. Te dejo a cargo.

Mientras escuchaba eso pensaba que, por alguna extraña razón, no estaba sorprendida. Mi madre era totalmente capaz de hacer algo así, y además yo sabía que la situación de paz no iba a durar mucho tiempo. Sin embargo, que usara a María me parecía que era jugar sucio. No sólo porque la estaba metiendo en el medio, sino porque la quería tener a su servicio bajo la excusa de que ella era la patrona.

Al día siguiente, yo estaba en mi cuarto con Fabián, cuando María tocó la puerta. Mi madre no estaba. María nos dijo que no volvía hasta la noche y que había encargado hacer milanesas con ensalada para la noche.
- ¿No pueden ser con puré? - preguntó mi hermano.
- No, tu madre dijo que tenían que ser sí o sí con ensalada.
- Bueno, pero mi madre no va a estar - dijo Fabián.
- Ay, chicos, no me pongan entre la espada y la pared.

Yo no quise decir nada porque no quería seguir metiendo a María en el medio, pero tampoco me parecía justo tener que bancarme todos los mandatos de mi madre.
- María, sólo por hoy comemos milanesas con puré. Nadie dice nada después. Si ella te pregunta, comimos milanesas con ensalada. Punto.
- No, pero se va a dar cuenta. Sabe cuantas papas hay.
- ¿Y si hacés del otro puré? - preguntó Fabián.
- Es lo mismo. Estuvo haciendo una lista con las cosas que hay en la alacena. Y sabe que quedan dos paquetes de puré instantáneo.
- Bueno, compramos un paquete nosotros - dije.
- Y algo rico para comer de postre - agregó Fabián.
- ¿Compran algo para el postre o quieren que les haga algo? - preguntó María.
- Ay, ¿nos hacés? - prgunté ilusionada.
- Bueno, pero tienen que traer los ingredientes ustedes. Y comerse todo después. Que no sobre nada. ¿Qué quieren?
- ¡Panqueques con dulce de leche! - chillé.
- Uh, genial - dijo mi hermano.
- Bueno, ahora les anoto lo que tienen que traer. Pero esto nunca sale de acá, chicos. Nunca.
- Te lo prometemos - dije.
- Sí, lo prometemos - agregó Fabián.
- Bueno, voy a hacer la lista de los ingredientes y se las traigo.

Ese día comimos bien, muy bien. No sólo porque la comida estaba riquísima sino porque podíamos estar tranquilos. Sin que nos controlaran las porciones y sin tener que atragantarnos con la comida para irnos lo más rápido posible de la mesa porque comer los cuatro en absoluto silencio se había vuelto insoportable.

Al otro día, vi que mi madre enfilaba desde el living hacia la cocina. Presumí que era para averiguar detalles sobre la cena del día anterior, por lo que me acerqué en puntas de pie, hasta la puerta que da al comedor para escuchar.
- ¿Cómo estuvo la cena de ayer? - preguntó mi madre.
- Bien, bien - contestó María. Y yo me imaginaba su expresión, haciéndose la distraída para evitar que siguieran las preguntas.
- ¿Qué comieron los chicos?
- Milanesas con ensalada como usted me dijo, señora.
- Ah, muy bien. ¿Y cuántas se comió cada uno?
- ...
- María, decime el número nada más.
- Es que no me fijé muy bien.
- María...
- Bueno, se comieron tres cada uno.
- ¡¿Tres?! ¿Dejaste que Agustina se comiera tres milanesas? ¡Sólo puede comer el tamaño de su mano en carne! ¿Cómo se te ocurrió hacer tanto? ¿No escuchaste lo que te dije ayer?
- Sí, pero siempre comen eso. ¡Me iban a matar si hacía menos!
- Eso no te tiene que preocupar a vos. Las instrucciones que tenés que seguir son las mías. Si yo te digo que tienen que comer poco, hacés poca comida. No hay más vueltas.
- Bueno, señora.
- ¿Y de postre? ¿Comieron ensalada de fruta? - preguntó mientras abría la heladera.
- Sí, comieron ensalada los dos - mintió María.
- Ah, porque la fuente está casi igual que ayer. Les tendrías que haber dado más fruta, a ver si con eso compensan un poco todo lo que comen.
- Bueno, señora.
- ¿Algo más que me quieras decir, María?
- No, no. Nada más - dijo. Sonreí desde la puerta y me fui despacio hasta mi cuarto.

Al rato escuché que mi madre se iba dando un portazo y agradecí por tener un rato de tranquilidad. Me comí un paquete de galletitas que tenía escondido en la mochila y me tomé un café con leche. Sin embargo, la tranquilidad en una casa compartida con mi madre no dura. No puede durar. No hay forma de que dure.

Cuando abrí la puerta de mi cuarto para ir a bañarme vi algo que me enfureció. Tuve ganas de agarrar el paquete y tirárselo a mi madre por la cabeza. Lo que había traído, con mucho amor, por supuesto, era una balanza. Mi madre no me hablaba y yo tampoco a ella, pero el mensaje era tan claro que las palabras eran innecesarias.

En un ataque de histeria, entré a mi cuarto y agarré un pedazo de papel. Escribí algo, lo pegué arriba de la balanza con cinta adhesiva y se lo dejé afuera del suyo. Después volví al mío, como si nada. El papelito decía "Creo que te equivocaste de cuarto, porque acá la que necesita controlar su peso sos vos. No me enojo igual, cualquiera se puede equivocar".

A partir de ese momento, todo se puso peor. Yo no pensé que era posible vivir en peores condiciones que las que habían dominado el clima de mi casa esos días, pero a partir de ese momento aprendí que con mi madre, las cosas siempre pueden estar peor.

24 comentarios:

  1. me imagino que tu madre tiene terrible cuerpo sino es para cagarla bien a piñas!

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  2. Uff si, que feo que es el caracter de tu madre, muy parecido al de mi padre!

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  3. Detesto a tu madre y amo mas a la mia... Pobre agus cuando quieras te la presto! Tu madre puede tener ese titulo porq te pario sino no lo seria.
    Un besito virtual!

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  4. Agus, escribís tan bien que cuando se te pasa un detalle te lo tengo que criticar (con la mejooor de las ondas): la paz armada fue el período anterior a la primera guerra mundial, donde todos se la veían venir asíque se ponían a hacer alianzas, pactos y esas cosas. En la guerra fría no había enfrentamientos directos entre estados unidos y rusia (capitalismo vs comunismo) pero cada uno apoyaba porciones opuestas en conflictos en otros países.

    Aunque suene rompepelotas este detalle insignificante, está buena la comparación y hace mucho a la esencia del texto.

    Igual voy a seguir admirando tu escritura, y por sobretodo la forma en que cerrás los textos, que me parece magnifica. Porque eso a mí me sale con suerte una vez a la semana, si estoy hiper inspirada, en cambio en vos es una práctica diaria.
    Asíque.. Felicitaciones! (¿?)

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  5. Juli: Ya sé que no había enfrentamientos directos, pero no es por eso que se decía que había paz armada tmb? O solo antes de la primera guerra?
    Ay, gracias. Lo cambio ya!

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  6. Pensé que usaba antes de la Primera Guerra, pero tmb en la Guerra Fría. Gracias por el dato. Sé que fue con buena onda :D

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  7. No! Tu vieja es lo peor, es lo peor de lo peor... Tu abuela mala onda es la mamá de ella?

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  8. Qué negra de mierda, Dios... María, un amor.

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  9. Agus es para matar a tu mamá.
    Por favor, que mujer.
    Definitivamente no podría soportarla.

    Sos muy fuere.
    Besosº

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  10. Uy Agus, la verdad que tu mamá es terrible! tiene amigas?

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  11. La verdad, y con mucho respeto Agus, no me banco a tu familia, salvo tu hermano los demas la verdad no los tolero!! Te admiro por tener tanto coraje e irte en busca de tu felicidad!!!!

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  12. Jajajaja, muy buena la carta y Maria una CRA (como se dice popularmente).
    A esta altura, lo de tu madre no asombra pero no se entiende el porque de sus actitudes.
    Cuando empezaste a tener uso de razon, nunca probaste tener una charla con ella? Porque no es normal, tiene algun tipo de problema (con todo respeto no?).
    Lo raro de esto no es que te hayas ido o que mentiste para hacerlo, lo raro es como no lo hiciste antes.


    Besos, Rodrigo.

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  13. Capicúa: Sí! Son iguales.

    Loli: Tal cual. Y María, sí, un amor. I miss her.

    Emi: nadie puede soportarla. Ni ella misma se debe soportar!

    Lu: Tiene algunas. Lo que pasa es que con ellas es diferente. El tema es con Fabián y conmigo.

    Mile: Es que no me podía quedar. Se entiende ahora cuando sigo que si no me iba me pegaba un tiro?

    Rodri: Traté, mil veces. Te juro que sí. Hasta fuimos a terapia familiar. Ya hablaré sobre eso. Se van a cagar de la risa cuando lo haga. No saben lo que fue.

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  14. La etiqueta es genial. ¡Pero qué hija de puta! Estuviste bárbara vos igual. ¡Aparte no sos nada gorda!

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  15. Un amor María...
    Y tu mamá... bueno, los que te leemos seguido ya sabemos. En fin, la paz no dura mucho con ciertos personajes ¿no?

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  16. Me gustó mucho ésta entrada (no por el contenido en sí, tu mamá no puede provocar nada positivo jjaj, sino por la forma en que contaste las cosas).
    Lo de la balanza... too much, aunque conociéndola a tu mamá no debe ser nada raro.

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  17. Tu madre es increible, y lo peor es que debe estar convencida que lo hace por tu bien!

    Y María una genia!

    Besos

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  18. Para mi que a tu vieja no le explicaron bien el significado de tener hijos.

    Quizá pensó que con ellos se hacia plata..
    yo que vos averiguaría si no te quiso vender.

    En fin, qué decir de tu mamá?
    Me provoca tirarte el insulto que una amiga lanzo hacia The Ex, pero es fuerte y escatológico, entonces.. dejemos en que tu mamá es un "milagrito" de la vida.

    Beso!

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  19. qué divina! tomaste en cuenta mi recomendación.. a mí particularmente me encanta que me corrijan. Últimamente estaba pasando por un período en el que no me gustaba nada de lo que estaba escribiendo. Pero empecé un taller de escritura creativa, y las correcciones de las prfesoras me incentivaron bastante. Por ahí empiezo a subir algunos trabajos prácticos. Por lo menos para no colgar tanto el blog...
    Besote!!

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  20. que bajón eso :S
    ojala puedas superarlo :)

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  21. Ouch, es una enferma de la vida mujer!

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  22. Bueno, lo importante es que no lo repitas con tus hijas, como lo repitió ella con vos, no?

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  23. Cruela, tu madre es cruela! Cómo se puede ser tan controladora!

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  24. Agus, hoy me escribieron que es obvio que somos la misma persona! Se ve que somos tan amigas que somos una.

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