sábado, 6 de marzo de 2010

Día 204 - Flashback: El casamiento (V)

El instante en el que Martín dijo "acepto" constituyó uno de los mayores alivios de mi vida, sólo comparable con el momento en el que comprobé el día antes del casamiento que el vestido de novia me quedaba perfecto, aún habiendo comido como un cerdo durante todos los meses previos.

Una vez que la sensación de alivio pasó, caí en la cuenta de que mi vida había cambiado para siempre. Que todo lo que había deseado, aquello que parecía tan lejano, se había convertido en realidad. Que una vez que terminara la fiesta, me iría a dormir a mi nuevo hogar. Que la casa de mis padres, en la que pasé momentos tan amargos, ya no sería mi destino diario.

No tenía muchas cosas en el departamento nuevo, pero no me importaba. Una heladera y un colchón me bastaban para ser feliz. En esencia, la libertad que iba a tener es lo que me hacía feliz. El simple hecho de pensar que no iba a tener que interactuar con mi madre todos los días me dibujó una sonrisa en la cara.

El rabino nos declaró marido y mujer, nos besamos, y nos fuimos juntos al salón donde hacíamos la fiesta. Durante el trayecto nos reímos de la ridiculez que implicaba estar casados, de como logramos engañar a toda mi familia sin que nadie sospechara y de lo largo que fue el discurso del rabino sobre las partes de la Torah que hablan del matrimonio.

Fuimos los primeros en llegar al salón, lo cual nos dio la oportunidad de divertirnos un rato antes de que llegaran los invitados. Todavía no recuerdo exactamente como hizo Martín para lograr abrir los mil botones del vestido, pero la realidad es que diez minutos después me encontré en ropa interior trancando la puerta del baño de mujeres con una silla. Un minuto después, cumplimos con el objetivo de consumar nuestro amor ahí mismo.

Me acuerdo de ese momento como si hubiera sido ayer. Todavía puedo sentir las manos de Martín pasando por mi pelo, con la suave música de fondo que sonaba a lo lejos. Till there was you, de Los Beatles, más precisamente. Siempre amé esa canción. Y debo decir que fue la banda sonora perfecta para ese momento.

La canción perfecta, el momento perfecto, y la persona perfecta. Lástima que lo bueno dura poco.

Unos minutos después, escuchamos golpes en la puerta. Como no podía ser de otra manera, alguien que nos tenía que arruinar el momento. Era mi abuela, mi adorada abuela, una abuela con el peor sentido de la oportunidad posible.

8 comentarios:

  1. hola agus!!!! contanos como anda la panza!!!

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  2. jajaj que bueno el episodio del baño!!

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  3. Me encantó lo del baño, jaja, toda la pasión ahí!!! :P
    Para cuándo la entrada de update actual? Me encanta que nos cuentes lo del casamiento, pero estoy segura que a más de uno de los que te leemos nos encantaría saber en qué está todo ahoraaa! :D

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  4. ¡Estos chicos de ahora! ¿No podían esperar la noche de bodas para la primera vez? :-)))
    Besos

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  5. Jajaja igual gran cosa no te podía decir la abuela.. as far as she knew, u were only having ur wedding night! Hahahaha

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  6. Cuando termine con el casamiento les cuento como va todo hoy en día.
    Los quiero!

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  7. jajaja, tu abuela no es solo inoportuna con sus comentarios :P. Espero que todo este bien ahora!

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  8. Hola Agus muy bueno...
    soy nueva en tu blog, asi que aca una lectora mas. :)

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