lunes, 28 de diciembre de 2009

Día 199- Flashback: El casamiento (I)

Al contrario de muchas compañeras de escuela, yo nunca soñé con el vestido blanco. En los recreos, muchas veces ellas hacían juegos para ver a qué edad te ibas a casar. Cuando ibas a la casa de alguna a jugar, de a ratos con un tul construían un vestido imaginario y caminaban por un altar inexistente. Otra variante era mirarte el nacimiento de la mano, en donde supuestamente al presionar aparecen una especie de globitos que indican la cantidad de hijos que vas a tener. Por supuesto, con tu marido.

A mí esos jueguitos no me interesaban para nada. De la misma manera que nunca le encontré la gracia a jugar con el hornito y el microondas. Eso se lo pueden imaginar. Sin embargo, la primera vez que me probé el vestido terminado, me invadió una sensación rara.

Me miré al espejo y me vi linda. Tenía puesto un vestido que me quedaba precioso. Era un vestido hermoso, mandado a hacer para que fuera precisamente todo lo que yo quería. Y ahí estaba el resultado final: perfecto. Y sin embargo, con ese vestido yo iba a caminar por el altar, para aceptar casarme con alguien con quien en realidad nunca vi un futuro. Iba a decir que aceptaba a Martín hasta que la muerte nos separara, en frente de un rabino y cientos de personas, cuando en realidad creía que mi relación con él no iba a durar ni siquiera un mes.

Iba a aceptar, también, estar con él en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad. ¿Y a quién engañaba? A mí misma, por supuesto que no. Lo mío con Martín nunca había tenido cimientos fuertes, nunca habíamos hablado de qué era lo que iba a pasar con nosotros a largo plazo, ni tampoco creíamos en nuestra pareja. Al menos yo no. Y al menos ese momento.

Había cariño entre nosotros, sí. Mucho, muchísimo. Y probablemente amor también. Pero yo nunca creí en pasar toda la vida con la misma persona. Las relaciones se desgastan, el amor se va yendo y me costaba pensar que Martín iba a estar siempre al lado mío. Y además, no sé si quería que me pasara.

Siempre me había visto a mí misma conociendo a alguien uno o dos años antes de cumplir treinta, con quien tendría una relación, pero sin convivencia. Nunca me gustó la idea de vivir con otra persona. Como ya lo conté en un post, me parecía asfixiante. Me creía capaz de encontrar a alguien, pero no necesariamente que fuera para toda la vida.

Ese alguien podría llegar a ser Martín. Tal vez la vida nos iba a volver a unir, como lo hizo tantas otras veces, y ahí finalmente podríamos estar bien juntos. Pero no en ese momento, no a los veintiuno, no con lo que era nuestra relación.

Y fue que sabiendo todo esto, en el instante en el que me miré al espejo con el vestido puesto y me imagine a mí misma diciendo "acepto", me sentí un fraude total. Aunque nunca hubiera soñado con el momento, aunque nunca fui una Susanita, en ese segundo supe que estaba mancillando lo que a otros le parecía tan sagrado. Y deseé que todo fuera real. Deseé creer tan ciegamente en el amor como para pensar que iba a estar siempre con Martín. Deseé decir "acepto" pensando de verdad en querer a mi futuro marido en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe.

14 comentarios:

  1. la verdad es que no me gustaria que nos abandones...quisiera leer todos estos meses de embarazo como la estan pasando...les dejo un beso!

    ResponderEliminar
  2. Dicen que el amor es eterno mientras dura, y creo que esa es la mejor definición de eternidad que podemos encontrar.

    Disfrutá del ahora, creo que eso que por un instante deseaste se está cumpliendo, no?

    Besos

    ResponderEliminar
  3. Que loco, a mi también me pasaban esas cosas de chica.. Es más supongo que muy dentro mío lo sigo pensando.

    Eso sí.. jugaba con bebotes, pero no tenía marido. Madre soltera!!

    Agus espero estés muy bien junto con la pansita!
    Saludos!

    ResponderEliminar
  4. Solo se me ocurre decirte.... quien te viera y quien te vé !!!

    Besotes Agus

    ResponderEliminar
  5. Quien sabe... tal vez ese deseo busque la manera de cumplirse. Creo que hoy lo ves de otra manera.

    Besos y felicidades!

    D

    ResponderEliminar
  6. sin pensarlo, sin premeditarlo sus cosas se estan dando al reves, primero se casan..después se conocen y forman la familia

    ResponderEliminar
  7. Dadas las circunstancias actuales contar esto ahora es muy loco.

    ResponderEliminar
  8. A veces, sólo a veces, los deseos se cumplen

    ResponderEliminar
  9. agus, yo hubiese hecho eso y más por una casa propia.

    ResponderEliminar
  10. La verdad es que hay que animarse!!!!Yo no se si hubiera podido... Que bueno que vos si pudiste!

    ResponderEliminar
  11. wow! YO QUIERO un chico para mi tambien , además deberia decir en mi blog solitaria tambien!

    hagamnonos compa soli xD

    saluditos agus!

    ResponderEliminar
  12. QUe loco debe haber sido vivir un momento así...
    igual más loco cómo fue resultando todo!

    ResponderEliminar
  13. Me muero porque termines de contar todo, quiero saber como fue decir el Si, acepto con Martin ahí ..
    Te leo siempre! Besotes

    ResponderEliminar
  14. la verdad que se me hizo rutina leerte, parece un libro, una novela algo asi, la verdad en un par de año podria convertirse en un libro real .

    ResponderEliminar